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Conservar el material escolar en perfecto estado con los forralibros

Uno de los artículos del material escolar que más llama la atención cuando se compra es el libro de texto o cualquier libro de lectura o de ejercicios. Desprenden un olor a nuevo y las fotografías que aparecen en su portada o en las páginas interiores conservan todos sus colores transmitiendo una estética inmejorable.

El problema de estos libros es que con el paso del curso se van deteriorando, el uso quita nitidez a sus imágenes y además, se pueden manchar con cualquier elemento dejando su portada en condiciones mucho peores que las que traía de serie. 

Los forralibros son la solución a este problema. Este artículo deja una capa protectora alrededor del libro que absorbe cualquier mancha y ayuda a conservar su estética. Es frecuente que cuando se despega el forralibros al terminar el curso, el libro vuelva a tener prácticamente el mismo estado que cuando se compró. Además, existen diferentes tipos.

Rollos forralibros, la protección más clásica

El rollo es el formato más habitual de forralibros, de hecho en ocasiones se le llama directamente “forro”. Se trata de un rollo compuesto de materiales como PVC, plástico o polipropileno que envuelve el libro. Una vez que se ha cubierto la parte que se quiere proteger, se recorta y se pega con celo a la parte interna de la portada y la contraportada, de esta forma las partes que han sido pegadas no quedan a la vista.

Usar este rollo tiene diferentes ventajas. En primer lugar apenas ocupa espacio, pesa muy poco, tiene un precio muy bajo y además, puede durar años. La medida estándar es de 0,30 metros y la parte que sobre después de haber envuelto los libros se puede almacenar sin que pierda sus propiedades.

Otra modalidad son las fundas forralibros, están hechas del mismo material que los rollos, pero tienen otra forma de uso. Son una especie de paquete en el que se guarda el libro y queda totalmente protegido. La gran diferencia con el forro es que el forro es fijo y solo hay que colocarlo una vez, mientras que la funda se tiene que usar cada vez que se quiera salvaguardar al libro.

Avances técnicos con las máquinas forralibros 

Las máquinas forralibros traen un sistema en el que se coloca el propio libro para que se guarden sus medidas y se corte una funda que tiene un tamaño que se adapta totalmente a sus dimensiones. Estas máquinas consiguen que el libro quede forrado en pocos segundos y no haya que perder tiempo en hacer recortes o colocar celo en algunas partes de la solapa. Las máquinas forralibros están presentes en imprentas y establecimientos especializados.

Para adquirir esta máquina es necesario acudir a una tienda más especializada, pero los rollos forralibros y las fundas forralibros se pueden encontrar en cualquier establecimiento de papelería. Ambos productos tienen un precio muy bajo, son duraderos y forman la mejor barrera de protección para un libro.